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noeliaMrobledillo

PRÁCTICA INSTRUCCIONAL, CLIMA ESCOLAR Y CUIDADANÍA.

 

son muchos y densos los contenidos que pretende enlazar esta tercera y última reflexión. Difícil tarea.

Por su naturaleza además, me intimida la idea de poder caer en la simplicidad que a lo largo de este texto criticaré,  y  llegar a hablar gratuitamente de asuntos tan relevantes como los que voy a mencionar.

No es esa la idea ni la intención, aviso.

 

Vimos las instituciones escolares como fuente de influencia educativa en las primeras exposiciones, repasando los cuatro niveles que configuran la práctica educativa y las ideas que aporta el enfoque sociológico.

Entendiendo que lo que se propone no es ninguna aberración y que en los procesos de enseñanza-aprendizaje están implicados tanto los alumnos, como los centros y la administración, inmersos todos en una sociedad cargada de valores: ¿por que no empecemos a ser conscientes de ello y dejar de echar balones fuera culpándonos unos a otros y empezamos a pensar de forma conjunta? Y para quienes piensan que la colaboración es una utopía, pero forman parte del sistema  educativo: ¿Por qué no dirigir nuestra conducta a salvar todos los obstáculos posibles desde nuestra posición? Ya seamos padres, alumnos, profesores, medios de comunicación...La función docente comporta un conocimiento pedagógico, un compromiso ético y moral y la necesidad de corresponsabilización con otros agentes sociales. Ortega (1991)

 

Tenemos mecanismos y herramientas para satisfacer las necesidades de las que los estudios se hacen eco. Sabemos , por ejemplo, que el maltrato existe, sabemos los factores que inciden en él, colaboremos para educar e informar al respecto.

Debemos trabajar la resolución de conflictos desde las primeras etapas y seguir en ello a lo largo de primaria (puesto que muchas veces la tarea se da por aprendida y se abandona en el resto de cursos), aprovechar las sugerencias vistas en clase y las publicaciones existentes; sigamos inculcando la empatía emocional y cognitiva, y sobre todo creemos puentes entre familias, escuelas y demás contextos en los que se predique un dogma común: el rechazo y persecución del maltrato.

Las familias y escuelas tienen que estar de acuerdo en estigmatizar estas actitudes, cuándo leía “Afectos, emociones, atribuciones y expectativas: el sentido del aprendizaje escolar” de Mariana Mirás, recordaba como afectan los procesos de atribución y con ellas las teorías implícitas que vimos en el primer bloque:

 

Nosotros mismos usamos la atribución a nuestro antojo, como cuando se mencionaba en las exposiciones que hay quien aún piensa que el maltrato siempre ha existido o que es solo una chiquillada, cambiemos la atribución en el beneficio de todos: contribuyamos creando profecías de autocumplimiento que promulguen que la educación y la cooperación pueden acabar erradicando el maltrato.

 

Empecé a leer al respecto y acabé topándome con un ejemplo del efecto pigmalión en la educación, wikipedia aunque no menciona la fuente expone un párrafo  basado en un supuesto experimento real: Se forma una clase de colegio con alumnos iguales, sin diferencias intelectuales, todos capaces de realizar la misma tarea con resultados similares (aprobar el curso). A un profesor se le saca de clase, y se le dice qué alumnos tienen una capacidad más elevada de la media, y un gran futuro. También se le dice que ciertos alumnos tienen una capacidad más limitada que la media, y que no llegarán muy lejos. Todo ello en realidad es mentira, pero al finalizar el curso se observa que aquellos alumnos de los que se esperaba un alto rendimiento lo tuvieron, y aquellos de los que se esperaba un bajo rendimiento tuvieron unas calificaciones mediocres. Ha ocurrido el efecto Pigmalión. El profesor ha tratado de forma diferente a los alumnos de los que esperaba un alto rendimiento, preguntándoles más en clase, retándoles con desafíos intelectuales. Los alumnos que se consideraban más atrasados se les ignoraban y no eran estimulados.

 

Si creemos que el maltrato es una practica cotidiana e irresoluble estamos dando nuestro consentimiento tácito para que se de en nuestras aulas.

Somos un vértice del triángulo interactivo en el proceso de E-A aprovechemos nuestra posición.

Cobra sentido una vez más la importancia de utilizar herramientas de creación de significados y construcción de la realidad. El desarrollo de la sensibilidad y respeto hacia distintas formas de ver y de entender.

Las capacidades emocionales y de equilibrio personal de los alumnos forman parte de la instrucción global que reciben, no podemos desatender este aspecto.

 

Al igual que debemos usar la capacidad crítica para evitar caer en el efecto pigmalión, la profecía de autocumplimiento, o las teorías implícitas que nos llevan a formar representaciones mutuas, la idea de que sabemos que estos mecanismos influyen sólo me lleva a repetirme una vez tras otra, que no sólo deberíamos ser conscientes de ello para remediarlo, sino que deberíamos enseñar a nuestros alumnos a manejarlo para que lo tengan en cuenta sobre su propio autoconcepto, interpretaciones y experiencias que guían su comportamiento.

 

¿O debemos ceñirnos a enseñar contenidos curriculares? Si así es o así ha sido, nosotros hemos generado la necesidad de que una asignatura como ciudadanía exista. Porque queda patente en nuestra sociedad que hay una carencia respecto a algunos valores fundamentales y la escuela y su función social tienen que cubrirla.

No debemos seguir encasillados como meros transmisores de culturales de los valores perennes de una determinada sociedad, podemos ir más allá cuestionándolos y analizando el valor crítico de dichos valores junto con nuestros alumnos.

Dejemos al margen la politización de la cuestión, la manipulación de la información para evitar que cambien esquemas ancestrales.

Y centrémonos en las necesidades de los alumnos, de la sociedad del futuro.

Es cierto que va a seguir habiendo diferencias en la visión de la asignatura, ya lo comprobamos al analizar el enfoque de las distintas editoriales, pero como docentes tenemos un margen de maniobrabilidad. Y sobre todo la capacidad critica para cuestionar lo dado y velar por los intereses de los aprendices.

 

La idea de ser críticos con la información, no caer en nuestras propias teorías implícitas, contrastar, querer saber más… ha sido un factor común para mi al realizar todas las reflexiones, porque como vimos respecto a Pisa; hay tanta confusión, ignorancia e intereses contrapuestos que es muy fácil opinar gratuitamente. El problema radica en que a veces opinamos como expertos sin tener ni idea del tema y es un grave error que difundamos ideas propias, que no se sustentan, como si fueran verdades universales.

No sólo estamos ayudando a crear una histeria colectiva (como en el caso de los supuestos resultados “nefastos” de España), sino que estamos contribuyendo al desprestigio de la profesión de docente del que tanto nos solemos quejar después.

 

En conclusión, lo que he tratado de expresar es que tras haber visto los diferentes módulos de la asignatura, mi visión es optimista; porque hemos abordado problemas y carencias al mismo tiempo que hemos sido capaces de ver que hay estrategias, formas de actuación, publicaciones, innovaciones y experiencias destinadas a paliar esos problemas y necesidades que existen en las aulas. Y sobre todo porque tenemos una posición privilegiada para mediar, porque tenemos capacidades e instrumentos a nuestro alcance para hacer algo al respecto.

Hagamos uso de ellos. Desarrollemos una profecía de autocumplimiento hacia una enseñanza ideal.

 

 

"Algunos deberes derivan del simple hecho de que hay otros seres en el mundo cuya condición podemos mejorar"

William Ross.

 

 

1 comentario

Sol Andrés -

Has hecho un excelente trabajo a lo largo del curso, Noelia.

Te deseo un feliz verano!